lunes, 12 de marzo de 2012

Un Arte Diáfano


Desde que descubrí este fascinante material, no he dejado de maravillarme de él, es por si sólo inspirador y admirable en su generoso gesto de dejar ser por medio de él. El vidrio posee una fuerza única a través del color que irradia y en sus formas combina perfectamente una extrema fragilidad y una sutil fortaleza.

Estando cerca de este material nos sumergimos en su mundo diáfano, donde la fuerza de los colores a través del vidrio nos traspasa dejando una huella profunda e inefable; su extraordinaria relación con la luz transforma exquisitamente nuestros espacios, transmitiéndonos una singular belleza y admiración.

En mi experiencia junto al vidrio he aprendido de sus nobles cualidades y su ductilidad nos ofrece una gama infinita de posibilidades dentro del oficio, convirtiéndolo en un arte del fuego que no para de sorprendernos. El vidrio nos invita a atrevernos, dejar los miedos y comenzar a jugar, experimentar,  transformar, reciclar, fusionar sus variadas técnicas e incorporar diferentes soportes, dándole un sin fin de utilidades, siempre con el sello encantador e inigualable de la luz... que nos toca el alma.


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